Yo no aspiro a vivir ni a hacer negocios con la comunicación
Yo no aspiro a vivir ni a hacer negocios con la comunicación
Con Mario Minaya iniciamos dinámica diferente y es la del entrevistado convertirse en entrevistador y que me haga las preguntas que considere. Su primera pregunta me impactó ¿Cómo maneja el Demócrata el miedo?
Nunca antes había reflexionado sobre algo tan profundo. Yo creo que el miedo tiene que vencerse en el ser primero. Yo manejo el miedo tratando de ser lo más cuidadoso con no poner nada de más.
Soy un convencido de que, cuando me llega una información trato de que la misma sea verificada todas las veces necesarias. Y luego que toda información está documentada y confirmada yo la despojo de todo el daño personal.
¿A qué me refiero? Por ejemplo, si me llega la información de un caso de corrupción que es o más típico. Fulano se robó tantos millones, pero utilizó a una persona que era su novia, que convirtió en su amante, para facilitar robarse ese dinero. Pero del dinero que se robó resulta que el marido de la amante tocó y así pare evitar la amante se hiciera pública.
Entonces yo me pregunto ¿qué es lo relevante aquí? ¿El caso de corrupción o la amante que tiene cuatro hijos?
A mí no me interesa convertir en víctima a los hijos de esa amante y de ese esposo que se convirtió en cómplice. Yo no me presto a difundir informaciones que ponen en riesgo a familias, que destruyen a terceros.
Yo expongo el caso hasta donde involucra la función pública. Todo lo que esa persona hizo en esas noches, esas orgías, no lo hizo el ministro, no lo hizo el servidor público lo hizo la persona.
No toco la vida personal. Siempre detrás de cada muerte hay una extorsión, un chantaje. Pues yo no extorsiono ni hago chantaje. No aspiro a vivir ni quiero vivir de la comunicación.
El miedo lo manejo agarrándome de Dios, pidiéndole al señor que siempre me permita la lucidez para no hacer negocios de la comunicación.
Lo que hago es por amor a mi país y a mi familia, porque entiendo que desde esta posición puedo contribuir a que las cosas cambien. Y para eso no se puede tener miedo.
Por: Francisco Tavárez, el Demócrata.